Si el máximo estandarte de la religión católica hizo una, yo no podía ser menos. Él reunió a doce, yo cené solito. Tenía que ser así, fue como un ritual, pero sin derramamiento de sangre ni sacrificio de animales. Llevaba mucho tiempo retrasando el momento, pero ya no podía esperar más. Aún no me había comido las Piadinas (definición de Piada: especie de tortita para rellenar con lo que quieras, y creedme que se le puede echar de todo) que me traje de Italia. Sí, ya lo sé, hace tres meses que regresé, pero no os preocupéis, la fecha de caducidad era bien extensa.
Mientras se hacía, llegaban los recuerdos. P. las trajo a casa por primera vez, y desde entonces pasaron a ser el pan de cada día. Por su sabor,por su gracia, por su saber estar, por su simpatía, uououou por las posibilidades que ofrecía, y por su módico precio. No llegamos a aborrecerlas, aunque estuvimos al borde de esa delgada línea que separa el comer por placer y el comer porque no te da pa' más. Se convirtieron en una de las atracciones para las visitas que llegaban de España, que no fueron pocas y que, por supuesto, se volvían con un cargamento. Saray era la encargada de hacerlas. Para mi, para ella y para los invitados. Acabó especializándose en el tema.
En mi solitaria cena, me la tuve que hacer yo. No me quedó mal. Chorizo y queso, como siempre, como en Roma. P. llegó a la conclusión de que montar un negocio aquí sería todo un éxito. Creo que sigue siendo un proyecto.
Curiosamente, mi cena coincidió con un momento importante. Ya volvieron todos. Se acabó la Erasmus. Para algunos fue hace tiempo. Lloramos, lloramos mucho. Aún, a veces, se me escapa una lágrima. Esta vez les tocó a los que se quedaron cuando nosotros regresábamos. P., C. y A., permanecen allí eternas, como la ciudad. No han podido, o no han querido, volver a la realidad. E. decidió recorrerse Europa antes de ir a casa. Otra forma de alargarlo. No todos pudimos, y volvimos.
Nota mental: Ya no te quedan Piadinas, pero si las ganas de comerlas de nuevo.
Mientras se hacía, llegaban los recuerdos. P. las trajo a casa por primera vez, y desde entonces pasaron a ser el pan de cada día. Por su sabor,
En mi solitaria cena, me la tuve que hacer yo. No me quedó mal. Chorizo y queso, como siempre, como en Roma. P. llegó a la conclusión de que montar un negocio aquí sería todo un éxito. Creo que sigue siendo un proyecto.
Curiosamente, mi cena coincidió con un momento importante. Ya volvieron todos. Se acabó la Erasmus. Para algunos fue hace tiempo. Lloramos, lloramos mucho. Aún, a veces, se me escapa una lágrima. Esta vez les tocó a los que se quedaron cuando nosotros regresábamos. P., C. y A., permanecen allí eternas, como la ciudad. No han podido, o no han querido, volver a la realidad. E. decidió recorrerse Europa antes de ir a casa. Otra forma de alargarlo. No todos pudimos, y volvimos.
Nota mental: Ya no te quedan Piadinas, pero si las ganas de comerlas de nuevo.
Segunda en estrenar tu post,jajaja... No había oído nunca lo de las piadinas pero estoy segura que me gustarían,ñam ñam.
Besos.
Tercera en contestar a tu post, y es la primera vez que leo tu blog. Creo que me quedaré por aquí a leerlo desde el principio, tengo que ponerme al día.
No se qué son las piadinas pero parece que tiene buena pinta solo por el nombre, es dulce o salado?
Un beso
Por la descripción parece algo así como pan de pita, ¿no?.... Bueno, eso se arregla rápido_ nos invitas a comer un día y nos haces montañas y montañas de piadinas...
¿Como te va en el trabajo?... Cuenta cuenta... ;-P
Un abrazo, amiguete.
Mejor que no queden, así debes volver allí a comprarlas.
Un beso
Estuve pensando en irme de erasmus, pero cuando leo tus post relacionados con tal aventura, empiezo a dudarlo. Te veo tan...meláncolico, o no se, quizás no sea esa la palabra, tan... bipolar (sí, esa) que me pregunto si superarás algún día esa "cosa" que llevas arrastrándo. Algún día me gustaría sentarme contigo, tengo tantas cosas que peguntarte...pero no sé, por ahora creo que no es el momento.
Qué puedo decirte para animarte ante la depresion provocada por las tortitas... si a veces me da la impresión que estás deseando que te toque un tatoo cancerígeno en un chicle de eucalipto para suicidarte. Luife, no es nada personal ni mucho menos, pero no te empeñes en creer que aquel tiempo pasado fue mejor.
PD. No tenems Piadinas; pero el Dinner 24H te ha sacado de muchas calamidades alimenticias :P
mmm....Mi padre se ha encargado de traer a casa unas ya hechitas de 'bo-frsot'.. me costó mucho llegar a probarlas, pero al final lo hice.. Al fin y al cabo solo descubrñi que no tenían ni punta de comparación con mis piadinas de Rimini, jejeje.
Qué tiempos aquellos en que cenábamos todos los días piadinas... Sobre todo cuando nos llegaban embutidos de España, jajaa.
A ver cuando volvemos a cenar juntos, aunque no sea en Roma.. PEro espero que no pasen mil años luz, como los que me parece que han transcurrido desde Italia...
Yo tb te echo de menos.Mil besos
Es curioso como algunas cosas sencillas nos transportan a otro lugar y a otros momentos...
Comprendo que tu viaje te dejara huella... y creo que es una huella que jamás se borrará, simplemente irá mutando. No es malo que no lo olvides. No es malo que deje huella. No es malo que mute.
A mí me parece una cena-homenaje a ti mismo y a tu vida y tus recuerdos... me parece perfecto!
Un beso enorme y un mordisquito a esa piadina de queso y chorizo!!;)
Bonito homenaje... y riquísima forma de hacerlo.
Que aproveche.
Besos
Mmmm... Mal, mal, mal, esto de hablarme de cenas cuando aún no he comido...
Y ya más en serio, muchas gracias por los ánimos.
Si nos pusieras una foto de las famosas piadas... para hacernos una idea.
Claro, sería mejor probarlas.
Abrazo
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como siempre me encantó tu post.. fue un placer mencionarte en el mio me alegro q te gustara... vuelvo a ir a lisboa este finde.. tengo miedo pr el corazón lleno de ilusión. besos