Vencidos por el tiempo

En un segundo relato todos y cada uno de mis diminutos fragmentos temporales...


No sos vos, soy yo

Ya era casi la hora de salir y estaba yo atacao de los nervios a puntito de darme un infarto tan tranquilo, cuando C. me llamó. ¿Luis? Sí, dime. ¿Puedes venir un momento?. Sí, claro. Tienes que darme la hoja de gastos de los días que has estado aquí. Ok, ahora mismo te la busco. Mi cabeza dijo, ya está se acabó todo, hasta q C. siguió hablando. Bueno si quieres me la das ahora, o si no el lunes, no te preocupes. Y yo. Ah, vale. Mi mente se bloqueó un instante. Un momento, que se lo dé el lunes, eso viene a significar que me han cogido. Proceso de asimilación. Yo otra vez con cara de pánfilo. ¿Eso quiere decir que me quedo? Sí, Luis te quedas. Muchas gracias. No salto, no lloro, no grito, por no parecer un energúmeno, pero tengo una sonrisa de oreja a oreja cuando salgo del despacho. Mis compañeras. ¿Cuál ha sido el veredicto? Positivoooooooooo!!! Lo ves, te lo dije. Ya sí que era la hora de irse. Me despedí de C. que se va de vacaciones. Bueno, disfruta de tus días y nos vemos a la vuelta. Gracias, se intentará. Adiós. Adiós. Lo conseguí.

Y el lunes anterior, cuando llegué a casa a la hora de comer, tenía cinco llamadas perdidas de Juani, que intentaba comunicarme la nota del último examen de la carrera. Aprobé, gracias a ti Juani, que te quedaste toda la noche conmigo estudiando cuando tú no tenias que hacerlo. Gracias. La suma de la nota de esta última prueba, más la anterior (fueron dos en total) da como resultado una Licenciatura completada.

Y tras esta semana de sorpresas y emociones, he podido llegar a la conclusión de que esto no me puede estar pasando a mi, así que debo estar poseído por alguno de mis otros yo, que seguro que es argentino y me dice No sos vos, soy yo, o italiano, Non sei tu, sono io. Un parentesis antes de terminar. Saray, teníamos que haberlo pensao antes de ir a ver esa pelicula.

Nota mental: Deja vivir a tus otros yo.

Trece velas

Sinceramente, no recuerdo para nada mi trece cumpleaños, aunque claro tampoco es nada sorprendente teniendo en cuenta mis insinuantes pérdidas de memoria, pero bueno... En cambio, creo que nunca podré borrar de mi mente esa imagen en la que estoy escuchando aquel disco de ese grupo de niños que cantaban la canción que titula este post.

“Te deseo, en tu cumpleaños, que seas muy feliz....Trece velas”.

No era, ni es, mi favorita de aquel disco, pero como resulta que hoy es/era mi cumpleaños, y no son trece, sino que me caen veintitrés, pues ha sido la elegida. Diez años han pasado ya. Ahora, cuando mi niña pequeñita (la de la conversación de adultos en la que el bebé soy yo, esa) viene, le pongo la misma música y bailo con ella. Se ríe. Yo también, por ella y porque rememoro aquellos días de pensamientos infantiles que desde la distancia se ven diferentes.

Muchos regalos, ropa principalmente (porque la necesito y porque es una de mis debilidades) y dinerito. Felicitaciones de L., J., A. y la familia, llamadas telefónicas a las doce y un minuto porque ya era mi día. Juani la primera, Saray dos segundos después, más sms, luego un mail y dos llamadas desde Roma y después la de Mayte... La celebración perfecta. Una gran noche, y que sean muchas más... Gracias.

Nota mental: No escuchar el disco tan a menudo.

Al final, juego solo

Como dijo ese presentador de un programa que se emitía en aquella cadena de televisión por aquel entonces... Aaaa jugaaaaaaarrrrrr!!! Sí, chicos/as, la llamada se produjo, pero no he querido comentar nada hasta que no estuviese algo más claro por aquello de no hacerme ilusiones a mi mismo y marear la perdiz con vosotros.

El viernes pasado a eso de las diez y media de la mañana, estaba yo intentando levantarme para ir con Saray (que pasó unos días en mi casa una vez terminados los exámenes) al mercado Medieval, aunque, la verdad, no lo estaba consiguiendo hasta que sonó mi móvil. Tengo, tengo la camisa negra, y tu amor no me interesa... (es el tono de mi móvil) ¿Si, dígame? ¿Luis? Si soy yo, ¿quién es? Mira, soy C. y te llamo de Diario N.. Ah, sí!! Dime. Pues nada, que quería decirte que si te puedes pasar por aquí el martes a eso de las once y media para tener una reunión y si te gusta lo que te comentamos te incorporas. Vale, perfecto!! Allí estaré. Acto seguido, me levanté y fui a despertar a Saray que dormía placidamente en el otro cuarto, pobrecilla tenía lumbago... y nos fuimos al centro.

Tras más de un mes de espera llegó, pero no sería la última llamada, no... Pasó el fin de semana y Saray, junto con su dolor de espalda y una sugerente adicción a unas pastillas que le aliviaban, se fue pa’ Tenerife. El lunes por la tarde, una buena nueva. Tengo, tengo la camisa negra... ¿Sí? ¿Luis? Soy yo. Mira te llamamos de Diario D. (no es el mismo, que conste). Si dígame. El miércoles tienes que venir a hacer una entrevista, tráete un currículum vitae, vale? Ok, perfecto!!

Conclusión así rápida y a bote pronto: ¿por qué todos llaman a la vez? Creo que tres meses han sido suficientes para que no hubiesen coincidido, pero bueno, me da que suele pasar...

Y llegó el martes, diez y media de la mañana, y estaba yo en las mismas, intentando abrir un ojo para ir a mi entrevista en Diario N., cuando... Tengo, tengo la camisa negra... ¿Si? Luis, soy C.. Si, dime. Mira que si no te importa venir por la tarde, es que tenemos que salir y no nos va a dar lugar a atenderte. No te preocupes, esta tarde me viene bien ¿a qué hora? A las cinco. Ok, hasta depués entonces. Gracias. Nada.

Cinco de la tarde. Llamo al timbre. No contestan. Otra vez. Nada. No jodais!! Una vez más!! Ahí viene alguien, menos mal. Perdona que no te había oído. Sorda. Gracias. Reunión. C., redactor jefe y J., El jefazo. Mismas condiciones de la primera entrevista, allá por mayo, con escasas variaciones. ¿Te interesa? Si. Te incorporas mañana. Gracias. Como comprenderéis, mandé un mail para avisar a Diario D. de que no asistiría a la entrevista.

Y vosotros os preguntaréis ¿qué fue de aquella competición que debías hacer? Pues, ha quedado reducida a mi mismo, es decir, que estaré yo únicamente, nadie más, pujando por el puesto. Si les gusto, me quedo. Por cierto, sí que era verdad que estaban de mudanza interna (además de intentar colocar a algunos prácticos, que al final no pudo ser), y lo sé porque todavía siguen moviendo trastos.

Hoy mi primer día, llegué a las diez. Presentación oficial de compañeros, mayoría femenina en la redacción, cuatro contra dos (contándome a mi). Mi ordenador preparadito en mi mesita con mi sillita. Genial. A currar, y a jugaaaaaaarrrr!!! Creo que voy por el buen camino. A finales de mes me dicen si me quedo. Ya os contaré.

Nota mental: Tengo que cambiar de tono y de móvil.

Una vez más, nos venció...


Ya estoy de vuelta. Antes de nada quería daros las gracias por vuestros comentarios y por inquietaros ante mi desaparición repentina, me habéis hecho sentir importante.

La razón de mi ausencia tiene mucho que ver con un momento que siempre he ansiado, pero que nunca debí desear: el final de mi vida universitaria. El mes de junio, o lo que llevamos de él, me ha mantenido ocupado con los dos últimos exámenes de la carrera. Lo que viene a significar que, si están aprobados, soy Licenciado en Periodismo, y en su defecto, que tendré que volver en septiembre. Y esto unido a ciertos problemas personales, de los que ahora mismo no me apetece hablar, son los culpables de mi momentáneo abandono bloguero.

Acaba una etapa de mi existencia, la mejor sin duda, y con ello las despedidas, las odio. Queda esa sensación de vacío e incertidumbre. ¿Hasta cuándo? Yo quisiera saber a quién se le ocurrió decir adiós por primera vez, no sé, podría haber dicho otra cosa y así, ahora, esos impopulares momentos provocarían otros sentimientos que no fuesen tristeza, rabia y, por qué no, soledad. Algunos comentan que siempre debemos decir ‘hasta luego’, pero ¿qué sentido tiene si no asumes la certeza de que será así? Ves como se alejan tantos recuerdos, aunque se queden fijados en tu memoria de pez, notas como una parte de ti se separa físicamente, adivinas momentos que no serán compartidos, repasas situaciones que nunca volverán a repetirse... Maldito tiempo, siempre ganas las batallas que menos suspiramos perder, algún día, ese en que nosotros te sometamos, te arrepentirás y pagarás por lo que has hecho.

Al final, en cada despedida, tus labios pronuncian un adiós, mientras tu mente vocaliza una hasta pronto, porque tu corazón presiente un nuevo encuentro...

Nota mental: Ya nada volverá a ser como antes.




XML

Powered by Blogger

make money online blogger templates



© 2006 Vencidos por el tiempo | Blogger Templates by GeckoandFly.
No part of the content or the blog may be reproduced without prior written permission.
Learn how to make money online | First Aid and Health Information at Medical Health